Mié. Jul 3rd, 2024

 Cd. Juarez, Chih.- El keniano Edwin Kiprop lo conoce desde niño. De rodillas, exhausto, su cabeza descansa cuando cruza la meta a la altura de Palacio Nacional, a donde llegó luego de correr 42.195 kilómetros desde Ciudad Universitaria. Después de unos segundos, el corredor se pone de pie y de pronto camina observando su entorno. La felicidad se le dibuja en el rostro. Ganó el Maratón de la Ciudad de México en su edición 39 con un tiempo de 2:10.48 para establecer un récord de ruta. La escena final resume varios aspectos de su vida en África: trabajo, disciplina y sacrificio, así como el grato honor de vencer a rivales de élite de otros países. Pero Kiprop hizo mucho más que correr tras el disparo de salida: sostuvo una guerra interior donde lograr el vacío era la meta, como escribió alguna vez el autor japonés Haruki Murakami. Sus competidores intentaron ir detrás de él sin rezagarse, pero mientras más pasos daba el campeón, más atrás se quedaban Kenneth Kiplagat (2:12.37) y Rhonzas Lokitam (2:13.46), segundo y tercer lugar en el podio.

Mirar a un corredor en plena competencia es un pasatiempo emocionante. Desde alcanzar un microbús con un chofer traicionero hasta peregrinar por calles oscuras para llegar al punto de salida. El maratón, por eso, también se vive por dentro. Porque la mente de los que corren funciona como una película a mil fotogramas por segundo. El que no mira la ruta, pero la siente; el que se quiebra en llanto cuando escucha “¡lo lograste, cabrón, ya llegaste!”; el enmascarado, la Mujer Maravilla, el competidor en muletas, las hermanas rarámuris; aquellos que resisten los calambres para colgarse una medalla.

En medio de esas historias andantes, Kiprop mantuvo el ritmo y se fue, le bastó dar un sólo jalón para no ver más al grupo. “Estaba seguro de que podía hacerlo. La gente en este país es buena. Me gustaría regresar el próximo año para defender mi lugar”, expresó apenas llegó a tierra prometida. Sus zancadas infinitas lo dejaron a sólo 10 segundos de romper la marca de todos los tiempos en este maratón (2:10.38), la cual aparece como su siguiente objetivo. “Seguiré corriendo hasta que el reloj se pare”.

Por admin01

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