Cd. Juarez, Chih.- La plaza mayor del Mexico fue insuficiente para albergar a los convocados (incluyendo, a ojo de buen mitinero, 20 por ciento de “movilizados” por las alcaldías que no gobierna Morena). En la plaza misma y en las redes sociales, los convocantes no ocultaban su alegría por, al fin, disputar un espacio simbólico central al obradorismo.
“Presidente, mi presidente”, le dijeron a Marko Cortés cuando abordaba una enorme camioneta blanca. Sólo una o dos personas alcanzaron a ofrecerle sus respetos, porque el líder panista rápidamente subió el vidrio oscurecido de su vehículo, estacionado a una calle del Zócalo. Hacía calor.
Poco después, el dirigente del partido, del cual “nunca ha sido militante” Genaro García Luna –Cortés dixit– celebraba que “más de 500 mil personas nos reunimos para que en Palacio Nacional entiendan que la gente ya está cansada de su mal gobierno”.
Mucha crema partidista en los tacos ciudadanos, porque de haber reunido ese número, su camioneta difícilmente podría haber llegado a la esquina de 16 de Septiembre.
Con mayor fidelidad a la aritmética, el perredista Fernando Belaunzarán, en su calidad de maestro de ceremonias, diría poco antes de las 11 de la mañana: “¡somos un chingo!”
Y sí, lo fueron. La plaza y las calles aledañas se llenaron por completo, de manera que porciones de los manifestantes tuvieron que conformarse con seguir los discursos en las pantallas colocadas ex profeso.
La calle 16 de Septiembre, entre Pino Suárez y 20 de Noviembre, repleta, estalló en ovaciones repetidas veces con el discurso del ex ministro José Ramón Cossío, cuya intervención dejó en el olvido, para bien de la imagen opositora, el ramillete de lugares comunes y consignas que había soltado poco antes la priísta Beatriz Pagés.
“Corruptazo, conservador, hipócrita”, le endilgó en la mañanera del pasado jueves el presidente Andrés Manuel López Obrador, a propósito del carpetazo de la Corte al caso de la Guardería ABC.
Acusó recibo el ex ministro y respondió en la Plaza Mayor, dirigiéndose a las ministras y ministros que tendrán en sus manos el futuro del plan B: “Quienes estamos aquí queremos hablarles con otro lenguaje, con el lenguaje de la confianza y el respeto que corresponde a los demócratas… sabemos de las presiones a que están siendo sometidos por quienes quieren apropiarse del sistema electoral mexicano”.
Rosario Alfaro Flores, trabajadora administrativa de la Secretaría de Educación, fue una de las entusiasmadas con el discurso del ex ministro. Vino de Ecatepec con una cartulina rosa en la que escribió un mensaje que mostraba con orgullo para la foto: “Yazmín Esquivel plagiaria, fuera de la SCJN”