Cd. Juarez, Chih.- Diablos Rojos parece decidido a terminar pronto con sus aspiraciones de volver a ser campeón de la Liga Mexicana de Beisbol tras una década sin lograrlo. No importa si es en casa ajena y pasando por encima del rival, los Sultanes de Monterrey, quienes a pesar de jugar el partido tres de la serie en dos días por los estragos de la lluvia, fueron incapaces de reaccionar y cayeron por tercera ocasión consecutiva ahora con pizarra de 2-0.
Los Pingos quedaron a una victoria de llevarse la Serie del Rey, pero llegaron hasta aquí con una autoridad que deja irreconocibles a los campeones de la Zona Norte, que acumulan 21 entradas sin anotar. El último rollo en el que pisaron la registradora los Sultanes fue en el sexto del primer juego en el estadio Alfredo Harp Helú. Desde entonces, el equipo regiomontano no puede timbrar y ahora camina tambaleante por el borde del precipicio. Diablos anotó la única carrera del sábado con Juan Carlos Gamboa. En el montículo escarlata, Trevor Bauer dio otra de sus actuaciones memorables, con el brazo impecable y manteniendo a raya a los rivales; sólo aceptó cuatro imparables y ponchó a cuatro en las seis entradas que lanzó ese día. Sólo se pudo jugar la parte alta de la séptima y entonces la lluvia obligó a suspender el duelo y cuando parecía que el clima permitiría continuar, la frustración sobrevino por el estado desastroso en el que quedó el diamante del Mobil Super. La parte baja tuvo que posponerse para el día siguiente.
El domingo Justin Courtney fue el encargado de continuar el trabajo en el montículo y logró salir ileso. Los Sultanes, en cambio, no aprovecharon la pausa para enmendar lo que han hecho hasta el momento en la serie.
En el último inning, los Pingos demostraron que hay prisa por ceñirse la corona y José Pirela bateó un cuadrangular solitario para aumentar el marcador a 2-0 y aniquilar el ánimo de los rivales. El venezolano corrió las bases con verdadero júbilo, como si supiera que esos toletazos hacen daño no sólo en la pizarra, sino en algo más profundo, en el alma de los rivales.