Cd. Juarez, Chih.- En los debates presidenciales de Estados Unidos suele importar tanto el fondo como la forma. Un sutil gesto o un ataque contundente, una palabra bien elegida o un desliz en una frase pueden determinar quién resulta ganador. Y en el de este martes, el primero —y tal vez único— entre la candidata demócrata Harris y el republicano Trump en la ruta hacia las elecciones del 5 de noviembre, no quedó mucho lugar a la duda.
A menos de dos meses de los comicios, en vísperas de que se inicie el voto anticipado en muchos estados y empatados como los muestran las encuestas de intención de voto, quedaba poco margen para el error.
Y con su afilada intervención, Harris logró disipar las preocupaciones de larga data sobre sus habilidades para hablarle al público que comenzaron con su fallida candidatura a la Casa Blanca de 2020, y sólo se agudizaron por su torpeza en algunas entrevistas en los últimos años.
Era, además, su oportunidad para desgranar sus propuestas y darse a conocer, y no la desaprovechó.
Mientras, Trump se agarró a su conocido estilo combativo, tratando de sortear los ataques de la antigua fiscal general de California y demostrar que durante el gobierno controlado por los demócratas la situación del país ha empeorado, Es hora de pasar página, hay que seguir adelante», dijo en más de una ocasión Harris, tachando a su contrincante de ser una figura divisiva, más interesado en sí mismo que en los ciudadanos.
«Es marxista», arremetió él, «[por ella y el presidente Biden] ahora somos un país que está en decadencia, se ríen de nosotros en todo el mundo», añadió.
No faltaron los ataques personales, y en varias ocasiones se acusaron mutuamente de mentir.