Cd. Juarez, Chih.- La desaparición de la Unión Soviética, en 1991, Estados Unidos dio por sentado que dominaría el mundo como potencia hegemónica sin rival. Sin embargo, el momento
Estados Unidos lucha aún por conservar la hegemonía mundial, pero se trata de un engaño y está condenado a fracasar. Washington no está en posición de liderar al mundo, incluso si el resto del orbe lo deseara, cosa que no ocurre. La parte de Estados Unidos en la producción mundial (a precios internacionales) está en 16 por ciento y va en descenso, respecto a alrededor de 27 por ciento en 1950 y 21 por ciento en 1980. La proporción de China es de 19 por ciento. La producción manufacturera de China es alrededor del doble de la estadunidense, y el país asiático rivaliza con el americano en tecnologías de punta.Estados Unidos está extendido de manera desproporcionada en materia militar, con unas 750 bases en 80 países. Está envuelto en guerras de larga duración en Yemen, Israel-Palestina, Ucrania, Siria, Libia y otras partes. Las guerras estadunidenses y su lucha por la hegemonía son financiadas con deuda, contraída incluso con potencias rivales, como China.
Además, la política fiscal estadunidense está paralizada. Los ricos, que financian las campañas políticas, quieren impuestos más bajos, mientras los pobres quieren mayor gasto social.
El resultado es un punto muerto, con un crónico déficit presupuestal (ahora equivalente a 5 por ciento del PIB). La deuda pública se ha expandido del equivalente a 35 por ciento del PIB en 2000 a 100 por ciento en la actualidad.
Estados Unidos sostiene un dinamismo tecnológico en áreas como inteligencia artificial y diseño de microchips; sin embargo, sus avances son rápidamente alcanzados por China mediante la diseminación del conocimiento y los progresos logrados por el propio país oriental. La mayor parte de la tecnología verde y digital del planeta –incluyendo módulos solares avanzados, turbinas de viento, plantas de energía nuclear, baterías, chips, vehículos eléctricos, sistemas 5G y transmisión de energía a larga distancia– se fabrica en Asia, en gran parte por China o por cadenas de suministro dominadas por esa nación.