Cd. Juarez, Chih.- No solo esto ocurre en Michoacan, tambien en el Estado de Chihuahua se vive bajo extrosion, sobre todo los productores de Nuez y Ganaderos, desde hace tres años, los agricultores de Michoacán viven bajo una amenaza constante: pagar para trabajar o morir por resistirse. La extorsión criminal ha transformado la vida rural en un infierno cotidiano. La Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán ha encabezado una lucha desesperada contra los grupos delictivos que controlan el negocio agrícola. Lo que comenzó como un reclamo por los abusos del cobro de piso, se ha convertido en una batalla por la supervivencia del campo mexicano.
En 2023, los criminales impusieron un “impuesto verde” al limón: un peso por kilo producido y otro por kilo comercializado. Los agricultores no solo debían pagar por vender, sino también por cosechar. Quien se negaba a cumplir era amenazado o golpeado. Quien insistía en resistir, desaparecía.
Ese mismo año, el comercio limonero se paralizó por primera vez. Durante un mes, los árboles quedaron cargados, el fruto se pudrió en las ramas y las empacadoras cerraron sus puertas. Las autoridades federales prometieron soluciones, pero el miedo ya había echado raíces.En 2024, las cuotas criminales se duplicaron. “Los Viagras” y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) dividieron el territorio y el negocio. El limón, orgullo de Apatzingán, se transformó en moneda de guerra. Cada kilo cortado representaba un peso más para las arcas criminales y un riesgo más para los productores.
Las comunidades agrícolas comenzaron a organizarse, a bloquear carreteras y exigir protección. Pero la respuesta gubernamental fue lenta y débil. La extorsión siguió extendiéndose hacia Buenavista, Cenobio Moreno y Parácuaro. Lo que antes era el motor económico de la región, hoy sobrevive entre amenazas y balas.
Bernardo Bravo Manríquez, presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán y líder nacional del gremio, se convirtió en el símbolo de esa resistencia. Encabezó protestas, denunció públicamente a los extorsionadores y exigió seguridad para los productores.
