El presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó este viernes una de sus advertencias más directas a Occidente, declarando que cualquier soldado extranjero desplegado en Ucrania será considerado un «objetivo legítimo» para sus fuerzas.
La declaración, realizada en el Foro Económico Oriental en Vladivostok, es una respuesta contundente al creciente compromiso de los aliados de Kiev, encabezados por Francia, de formar una futura fuerza de seguridad para el país invadido.La disuasión como estrategiaPutin articuló su amenaza en dos frentes: el inmediato y el futuro.
Para el presente, dejó claro que Moscú no distinguirá entre soldados ucranianos y extranjeros si estos últimos aparecen «mientras continúan los combates». A largo plazo, descartó de plano la necesidad de fuerzas de paz internacionales una vez se alcance un acuerdo de paz, insistiendo en que el Kremlin cumplirá sus propias garantías, siempre que estas sean «legalmente vinculantes», según precisó luego su portavoz, Dmitry Peskov.
Este ultimátum está dirigido directamente al presidente francés, Emmanuel Macron, quien un día antes anunció que 26 países de la «Coalición de los dispuestos» se han comprometido a desplegar tropas o mantener una presencia militar en Ucrania post-conflicto.
La advertencia de Putin busca disuadir esa posibilidad incluso después de un alto el fuego, reafirmando la línea roja que Moscú ha trazado contra lo que percibe como una expansión de la OTAN encubierta.
Ucrania pide seguridad ahoraMientras los líderes debaten el futuro, la realidad sobre el terreno es apremiante. Desde Italia, en el Foro Ambrosetti, el presidente Volodímir Zelenski respondió indirectamente a Putin al exigir que las garantías de seguridad «comiencen a funcionar ahora, durante la guerra, y no sólo cuando termine». Su declaración subraya la urgencia de Kiev por obtener compromisos tangibles y apoyo militar continuo en el presente, más que promesas para un mañana incierto.
La guerra de desgaste se intensificaEl contexto de estas declaraciones de alto nivel es una escalada palpable en la guerra de desgaste, lejos de los micrófonos. Anoche, Ucrania reportó un masivo ataque ruso con 157 drones y 7 misiles, que dañó edificios residenciales en Dnipro y dejó sin electricidad a 15 asentamientos en Chernihiv.Pero la novedad reside en la capacidad de respuesta ucraniana. Rusia afirmó haber destruido 92 drones ucranianos en su territorio, en una noche que también vio atacada la refinería de Rosneft en Ryazan, a apenas 200 km de Moscú.
Los videos de la explosión, rápidamente difundidos en redes sociales a pesar de las advertencias de las autoridades rusas, son un testimonio de cómo la guerra se está internalizando cada vez más en Rusia, con ataques sistemáticos a su infraestructura energética que ya comienzan a generar desabastecimiento en las gasolineras de varias regiones.
